En el campo de la rehabilitación, tanto las ortesis como el movimiento articular son utilizados como métodos para mejorar la función y movilidad de los pacientes. Ambos enfoques tienen sus propias ventajas y desventajas según su objetivo y beneficios específicos. En este blog, exploraremos estas diferencias para comprender mejor cuándo es más apropiado utilizar cada método.
Ortesis
Las ortesis son
dispositivos externos diseñados para proporcionar soporte, estabilidad y
corrección a una parte del cuerpo afectada por una lesión. Estas pueden ser
rígidas o flexibles, dependiendo del propósito terapéutico. Algunas ventajas
notables de las ortesis incluyen:
1. Soporte estructural: Las ortesis ofrecen un apoyo físico que ayuda a mantener la alineación adecuada de las articulaciones lesionadas o debilitadas.
2. Estabilización: Ayudan a prevenir movimientos indeseados o inestables en una articulación dañada durante actividades funcionales cotidianas.
3. Reducción del dolor: Proporcionan un efecto analgésico al reducir la carga sobre áreas dolorosas al redistribuir fuerzas biomecánicas.
Sin embargo, también existen algunas desventajas asociadas con el uso de ortesis:
1. Dependencia: El uso prolongado puede provocar dependencia e inhibir el fortalecimiento natural del área afectada debido a la falta de actividad muscular activa.
2. Restricción del movimiento: Las ortesis limitan ciertos rangos completos de movimiento, lo que puede resultar en una disminución de la funcionalidad a largo plazo.
3. Adaptación y comodidad: Algunos pacientes pueden encontrar las ortesis incómodas o difíciles de adaptar a su estilo de vida diario.
4. Atrofia muscular: La atrofia fisiológica es causada por
no usar los músculos lo suficiente, lo cual puede retrasar el periodo de rehabilitación
del paciente; produciendo dolor y molestias.
Movimiento Articular
El movimiento articular, por otro lado, se enfoca en el fortalecimiento muscular y la mejora del rango de movimiento mediante ejercicios terapéuticos específicos. Aquí hay algunas ventajas clave asociadas con este enfoque:
1. Fortalecimiento muscular: Los ejercicios específicos ayudan a fortalecer los músculos alrededor de una articulación afectada, mejorando así la estabilidad y función general.
2. Mejora del rango de movimiento: El movimiento articular puede aumentar gradualmente el rango completo de movimiento en una articulación específica para restaurar niveles óptimos.
3. Promoción de habilidades funcionales: Este método se centra en mejorar las actividades diarias y funcionales que son importantes para el paciente.
4. Favorece el sanguíneo:
El flujo sanguíneo suministra oxígeno a los músculos, lo cual es esencial para
la producción de energía y el funcionamiento adecuado del metabolismo muscular.
Produce nutrición celular necesaria, que es utilizada por las células
musculares para su crecimiento, reparación y mantenimiento.
Existen algunos aspectos a tener en cuenta con el uso exclusivo del movimiento articular en la rehabilitación:
1. Necesita supervisión profesional: Un programa adecuado requiere la guía y supervisión continua por parte de un fisioterapeuta u otro profesional capacitado para evitar lesiones adicionales o movimientos incorrectos.
2. Limitaciones
biomecánicas: En algunos casos, debido a limitaciones estructurales o daño
severo en una articulación, puede haber restricciones significativas para
lograr un rango completo óptimo sin ayuda adicional como una ortesis
inicialmente.
Tanto las ortesis como el
movimiento articular tienen beneficios únicos según sus objetivos y el estado
del paciente. Las ortesis brindan soporte estructural y estabilidad inmediata,
mientras que el movimiento articular se enfoca en fortalecer los músculos y
mejorar la funcionalidad a largo plazo. En muchos casos, una combinación de
ambos métodos puede ser lo más efectivo para lograr resultados óptimos en la rehabilitación.
Es importante consultar
con un profesional de salud o fisioterapeuta para determinar qué método es más
adecuado según las necesidades individuales del paciente y la condición
específica.