Ejercicios Pasivos, Asistidos y Resistivos en la Rehabilitación



Los ejercicios pasivos, asistidos y resistivos son tres tipos de ejercicios que se utilizan en la rehabilitación física de personas con lesiones, enfermedades o discapacidades que afectan al movimiento. Estos ejercicios tienen como objetivo mejorar la fuerza, la movilidad, la coordinación y la funcionalidad de los músculos y las articulaciones implicados.

 

1. Ejercicios Pasivos:

Los ejercicios pasivos son aquellos en los que el paciente no realiza ningún esfuerzo muscular, sino que el movimiento es realizado por un terapeuta, un dispositivo mecánico o la gravedad. Estos ejercicios se indican cuando el paciente no tiene capacidad para mover una parte del cuerpo por sí mismo, ya sea por dolor, inflamación, debilidad o parálisis. Los ejercicios pasivos ayudan a mantener el rango de movimiento articular, a prevenir la rigidez y las contracturas, a estimular la circulación sanguínea y a favorecer la cicatrización de los tejidos.

 

2. Ejercicios Asistidos:

Los ejercicios asistidos son aquellos en los que el paciente realiza un esfuerzo muscular parcial, pero necesita la ayuda de un terapeuta, un dispositivo mecánico o la otra parte del cuerpo para completar el movimiento. Estos ejercicios se indican cuando el paciente tiene una capacidad limitada para mover una parte del cuerpo por sí mismo, ya sea por dolor, inflamación, debilidad o espasticidad. Los ejercicios asistidos ayudan a mejorar la fuerza muscular, el rango de movimiento articular, la coordinación y el equilibrio.


3. Ejercicios Resistivos:

Los ejercicios resistivos son aquellos en los que el paciente realiza un esfuerzo muscular completo contra una resistencia externa, que puede ser proporcionada por un terapeuta, un dispositivo mecánico, una banda elástica, un peso o la propia gravedad. Estos ejercicios se indican cuando el paciente tiene una capacidad suficiente para mover una parte del cuerpo por sí mismo, pero necesita aumentar la fuerza muscular, la resistencia y la potencia. Los ejercicios resistivos ayudan a mejorar el rendimiento funcional de las actividades de la vida diaria, a prevenir la atrofia muscular y a aumentar la densidad ósea.

 

Los ejercicios pasivos, asistidos y resistivos son componentes esenciales de un programa de rehabilitación física individualizado y progresivo. El tipo, la intensidad, la duración y la frecuencia de los ejercicios deben ser adaptados a las necesidades y objetivos de cada paciente, teniendo en cuenta su diagnóstico, su estado clínico y su tolerancia al ejercicio. Los ejercicios deben ser supervisados y guiados por un profesional cualificado que evalúe los beneficios y los riesgos de cada ejercicio y que proporcione retroalimentación y motivación al paciente.