Parestesia


Parestesia

Por: José A. Delgado


 ¿Qué es la parestesia y por qué se produce? Esta es una pregunta que muchas personas se hacen cuando sienten hormigueo, adormecimiento o sensación de quemazón en alguna parte del cuerpo. En este blog, te explicaremos qué es la parastesia, cuáles son sus causas, síntomas y tratamientos, y cómo prevenirla.


La parestesia es una alteración de la sensibilidad que se manifiesta como una sensación anormal en la piel o en las mucosas. Puede afectar a cualquier parte del cuerpo, pero es más frecuente en las extremidades, especialmente en las manos y los pies. La parestesia puede ser temporal o crónica, y puede tener diferentes grados de intensidad, desde una leve molestia hasta un dolor intenso.


Las causas de la parestesia pueden ser muy variadas, y dependen del tipo y de la localización de la misma. Algunas de las causas más comunes son:


- La compresión de algún nervio periférico, como el nervio mediano en el síndrome del túnel carpiano, o el nervio ciático en la ciática.

- La falta de riego sanguíneo en alguna zona del cuerpo, como ocurre en los accidentes cerebro vascular o en el síndrome de Raynaud.

- La exposición a temperaturas extremas, como el frío o el calor.

- La deficiencia de alguna vitamina o mineral, como la vitamina B12 o el calcio.

- El consumo de algunas sustancias, como el alcohol, el tabaco, la cafeína o algunos medicamentos.

- Algunas enfermedades neurológicas, como la esclerosis múltiple, la neuropatía diabética o el herpes zóster.

- Algunas enfermedades sistémicas, como la artritis reumatoide, el lupus eritematoso sistémico o la enfermedad de Lyme.


Los síntomas de la parestesia pueden variar según la causa y la zona afectada, pero los más habituales son:


- Hormigueo, adormecimiento o sensación de pinchazos en la piel o en las mucosas.

- Sensación de quemazón, calor o frío en la zona afectada.

- Dolor, que puede ser agudo, constante o intermitente.

- Pérdida de sensibilidad o dificultad para percibir los estímulos táctiles y térmicos.

- Debilidad muscular o dificultad para mover la zona afectada.


El tratamiento de la parestesia depende de su causa y de su gravedad. En algunos casos, basta con eliminar el factor desencadenante, como cambiar de postura, masajear la zona afectada o evitar el consumo de sustancias que puedan provocarla. En otros casos, se puede recurrir a medicamentos analgésicos, antiinflamatorios o anticonvulsivantes para aliviar el dolor y mejorar la función nerviosa. También se pueden emplear terapias físicas, como la fisioterapia, la electroestimulación o la acupuntura. En los casos más graves, se puede optar por cirugía para liberar el nervio comprimido o para reparar el daño nervioso.


La prevención de la parestesia pasa por adoptar hábitos saludables que favorezcan el buen funcionamiento del sistema nervioso y circulatorio. Algunas medidas preventivas son:


- Mantener una alimentación equilibrada y rica en vitaminas y minerales.

- Hidratarse adecuadamente y evitar el consumo excesivo de alcohol, tabaco y cafeína.

- Practicar ejercicio físico moderado y regularmente.

- Evitar las posturas prolongadas que puedan comprimir los nervios periféricos.

- Protegerse del frío y del calor extremos.

- Controlar los niveles de azúcar en sangre si se tiene diabetes.


La parestesia es un trastorno frecuente que puede afectar a nuestra calidad de vida. Por eso, es importante conocer sus causas, síntomas y tratamientos, y acudir al especialista cuando sea necesario. Esperamos que este blog te haya sido útil e interesante. Si tienes alguna duda o comentario sobre la parastesia, no dudes en escribirnos. ¡Hasta la próxima!


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