Entre neuronas y elecciones: Cómo la neurociencia nos revela los secretos de nuestras decisiones


Por: José A. Delgado Leyva

La neurociencia ha desempeñado un papel crucial en nuestra comprensión de cómo tomamos decisiones. Entender lo que sucede en nuestro cerebro es de vital importancia, ya que tomamos decisiones permanentemente varias veces al día. 

Pensamos de forma consciente y basándonos en un proceso lógico de decisión. Sin embargo, la velocidad de los eventos que nos suceden hace que no haya espacio para racionalizar los pros y los contras de cada decisión. Las decisiones dependen de qué región cerebral emerge victoriosa de una batalla entre los centros emocionales y racionales.

Bases Neurales de la Toma de Decisiones

Tradicionalmente, se ha afirmado que desde el punto de vista anatómico la base neural fundamental de este proceso lo constituye la corteza prefrontal (CPF). Sin embargo, nuevos estudios validan la hipótesis de la existencia una compleja red neural que incluyen estructuras tanto corticales como subcorticales.

La evidencia contemporánea indica que dentro de las bases neurales de la toma de decisiones se encuentran regiones de la corteza prefrontal del cerebro tales como: la corteza orbitofrontal, dorsolateral y el giro cingulado anterior. Además, el proceso es asistido por regiones subcorticales, como la amígdala, el hipocampo y el cerebelo.

El proceso de tomar decisiones implica que un individuo debe considerar valores, entender normas, planificar y prever las consecuencias de sus opciones. De esta manera, tanto el razonamiento lógico como la toma de decisiones basada en emociones (afectivas) requieren la participación de la corteza prefrontal (CPF) del cerebro. 

Específicamente, la actividad en la corteza prefrontal lateral es crucial para suprimir las respuestas emocionales durante la toma de decisiones. Las conexiones sólidas de esta área con regiones del cerebro asociadas con la motivación y la emoción, como la amígdala y el núcleo accumbens, parecen proporcionar un tipo de control descendente sobre las respuestas emocionales e impulsivas. 

Investigaciones con imágenes cerebrales han demostrado que la corteza prefrontal lateral es más activo en personas que prefieren una recompensa mayor en el futuro en lugar de una pequeña recompensa inmediata. Esta es una de las últimas áreas del cerebro en desarrollarse, generalmente alrededor de los 20 años, lo que podría explicar la importancia de aprender a luchar para regular las emociones o controlar los impulsos. 

Por otro lado, la corteza orbitofrontal (región de la corteza prefrontal ubicada directamente detrás de los ojos) parece que ejerce influencia en la toma de decisiones afectivas, especialmente en situaciones que involucran recompensa y castigo, tal cual plantea la teoría del aprendizaje conocida como Condicionamiento Operante, desarrollada por B.F Skinner. Según esta teoría, una conducta específica y su consecuencia están conectadas, lo que nos lleva al aprendizaje. También, la corteza orbitofrontal ha sido relacionada en otros estudios con la adicción y el comportamiento social.

Fuentes:

1. Fessenden, M. (s. f.). Decision-Making. https://www.brainfacts.org/thinking-sensing-and-behaving/thinking-and-awareness/2023/decision-making

2. Broche-Pérez, Y., Jiménez, L. F. H., & Omar-Martínez, E. (2016). Bases neurales de la toma de decisiones. Neurología, 31(5), 319-325. https://doi.org/10.1016/j.nrl.2015.03.001

3. 3D brain. (s. f.). https://www.brainfacts.org/3d-brain
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